Edith Winter


Nací en Valencia y siempre he tenido una imaginación muy viva y activa. En algún momento de mi niñez alguien empezó a llamarme Alicia en el país de las maravillas porque siempre estaba en las nubes. Supongo que ahí era donde me encontraba más a gusto.


Me gustaría decir que siempre me encantó leer, pero no es así. Leía porque me obligaban. En el colegio siempre nos mandaban algún libro, que yo debía leer porque así lo requería la agenda escolar, pero creo que realmente ninguno de ellos llegó a calarme, pues no tengo ningún recuerdo de lo que ponía entre sus páginas.


No fue hasta un verano en casa de mis abuelos que me enganché a la lectura. Cogí uno de los libros que había por las estanterías y surgió la magia. A partir de ese instante empecé a seleccionar mis lecturas y a disfrutar de ellas. Descubrí en la palabra escrita la mejor manera de evadirme, encontrando al fin un hobbie que me llenaba.


Comencé a escribir cosas pequeñas en algunas libretas, pero siempre para mí. Nunca pensé que esto se convertiría en algo más. Supongo que todos tenemos miedo a que la gente juzgue lo que hacemos, a que piense que no somos suficiente para escribir un libro. Creo que esa fue la razón por la que me frenaba. Hasta que un día comprendí, no se si por la edad o por la fortaleza de mi carácter, que escribir no es cosa de nadie más que de ti.

Así fue como nació Gala volando libre, una historia en la que me sumergí durante tres maravillosos meses y que le está dando muchas satisfacciones a mi alma inquieta. Una historia que decidí publicar bajo el seudónimo de Edith Winter, no por vergüenza a que supieran que era yo, sino por hacer un homenaje a alguien muy querido, y por separar mi yo escritor de mi yo diario.